Se avecinan despedidas. Pero como aún me quedan unos días, casi prefiero empezar con las bienvenidas. Un ¡hola! Siempre es mejor que un adiós. Ya lo veis. El ¡hola! va entre signos de admiración, y significa que está todo por empezar: una charla, un paseo, unas copas, un viaje, un romance, una bronca, un desengaño…
Cuando dices adiós todo es distinto. Algo se ha acabado. Puede que tenga continuidad, claro. Al día siguiente en el trabajo, la semana siguiente en otra cita, al mes siguiente con otra cruz en el calendario… pero entonces lo que se escucha es un nuevo ¡hola! Un adiós siempre es un final. Triste o alegre, pero final. Y tras un adiós, toca recoger. Meter recuerdos, papeles, fotos. Amontonarlos y cargarlos a casa en una bolsa.
Por segunda vez en lo que va de año meteré en una bolsa de Carrefour, de H&M o del Juteco la varita mágica que me regalaron los del “Soy…”
Por segunda vez en lo que va de año desmontaré mi altarcito, y las fotos de Rufus Wainwright, del Doctor House, de Franz Ferdinand, de los Arctic Monkeys y una nueva de Mika se vendrán conmigo.
Por segunda vez echaré las lagrimitas y me lamentaré de llevar esta vida de nomadismo televisivo. De cadena en cadena, de plató en plató, de ordenador en ordenador. Alguno me dirá que esta vez es voluntario, y que sarna con gusto no pica. No pica, no, pero mortifica.
Por eso prefiero decir ¡hola! a una nueva propietaria. Aunque no tenga que pagar letra, aunque no tenga que hipotecarse, le va a tocar amueblar su nueva propiedad. Dice que cada día, yo apuesto a que será cuando pueda. Un poco como hacemos todos.
Ella, una madre trabajadora y estresada, me llama ex compañera. Vamos, que ya me está diciendo adiós. Pero hoy estoy emperrada con los ¡Hola!, así que me voy a acordar de los que he compartido con ella.
Del primero es probable que no me acuerde, pero sería en alguna fiesta de empresa. Contentillas, bien vestidas, bien peinadas, celebrando. Luego nos vimos en una despedida alegre, y el siguiente hola que recuerdo es el que nos ha unido estos meses. Un hola al que yo respondí con los ojos llorosos, contándole que acaba de quedarme sin trabajo. Prometió decírselo a su jefe, también el mío hasta unos meses antes, y al que conozco desde mis primeros pasos en televisión. La maquinaria estaba en marcha. En unos días había un nuevo hola, esta vez en forma de compañeras. Y al día siguiente otro adiós, porque se iba a dirigir un programa nueva. El adiós de una afortunada que dejó el trabajo para irse a vivir nos regaló un nuevo ¡hola!, que hemos ido renovando cada día, hasta ayer.
Aunque en nuestro caso parece que ha sido necesario un adiós para decirnos cosas que igual podríamos haber dicho antes, para echarnos flores y para hablar de frikadas como los blogs en vez de hablar de freaks como Richy Bastante (Little, le he hecho jurarme sobre el “¡Hola!” que no lo traerá jamás).
Pero bueno, ahora promete escribir mucho. De ella, de su estrés, de su hija (que es tan guapa que le da miedo), de su marido que es estupendo, de sus plantas, de lo mucho que le gusta el bricolaje casero, de cómo va a pintar su casa ella sola y de los relatos que escribía en su libreta de bolso y que ahora no se atreve a poner en el blog. Y del desengaño de la liberación femenina que ahora le golpea. Porque ella, como muchas mujeres, anda ahí a medias entre la educación que le dio su madre y la que ella le va a dar a su hija. Y por más que le pese, y por más que crea que nos han engañado, le enseñará a su hija (la más guapa) cómo ser una mujer “liberada”.
¡Hola guapa!
17.5.07
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12 comentarios:
¡Suerte, guapa! Te la mereces. Eso y más.
A veces hace falta un ¡adios! para encontrar un ¡hola!... y ¡holas! como éstos siempre son bienvenidos... que ilusión recibir y dar piropos por la red!!! A partir de ahora, mega fande los blogs, ya sabes... Y a partir de ahora también, siempre tendré ¡holas! para tí. Guapa!
A veces hace falta un ¡adios! para encontrar un ¡hola!... y ¡holas! como éstos siempre son bienvenidos... que ilusión recibir y dar piropos por la red!!! A partir de ahora, mega fande los blogs, ya sabes... Y a partir de ahora también, siempre tendré ¡holas! para tí. Guapa!
genial cuenta con los bloggers , saludosssss
Mucha suerte querida. Ahora estarás con un presentador más guapo, pero recuerda, si no llevas pronto a Richy, te echaré una maldición. Y no hay nada peor que una marica echando maldiciones!
Que ¿Te vas a heterosexualizar a Cantizanagüer?
hola?? adiós?? ahora q toca? improvisación?
Que el adiós no sea triste y el hola te dibuje una sonrisa.
Un beso
Lo bueno de un blog es que aunque cambies de curro, seguimos teniendo donde venir a verte.
Así que...¡ni se te ocurra cambiar de blog! (aunque una manita de diseño, no le iría mal) :D
Vale, maja, que monada de entrada, pero me cago en tus muertos porque ya me habia acostumbrado a que me pegaras el toque y la he visto de milagro.
Ahora voy a dejarle alguna guarrada a tu amiga ;)
Me has hecho llorar. No sé por qué, o sí, porque es bonito, porque yo también sigo diciendo holas y adioses y no sé cuándo terminarán (la sarna pica con gusto o sin él), porque me alegra verte feliz, porque espero que te vaya superbien, porque sí...
Gracias, porque no era para mí, pero lo ha sido.
Vuelan las relaciones laborales en tu vida, como pájaros de buen agüero. Pero ¿y en la vida social? Si me dices hola, metemos recuerdos de amistad, papeles, fotos. Los amontonamos y los arrastramos en una bolsa como vagabundos.
Lo de la VISA promiscua es insuperable... un beso y suerte en antena... de parte de uno al que dijiste hola y luego nos dijeron adios a los dos y luego hola a los dos y luego yo adios a ti jejeje y al q nunca fuiste a ver un lunes porq nunca bajaste al Retiro
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