1.4.09

BRITAIN, BRITAIN, BRITAIN (part two)

Es curioso cómo cambia el estado de ánimo de un día para otro. Hoy he estado en un Londres más sombrío que el de ayer, o quizá deba decir que yo he estado menos feliz que ayer. Yo es que es ver un cielo encapotado y ya me entra bajona. Pero como de momento una puede elegir tener hijos rubios (con aspecto de inglés), pero no el día que le va a hacer en las vacaciones, me toca joderme y hacer planos con un “Y si el tiempo lo permite”.

Al final el tiempo permitía todo, porque no ha llovido, pero “no estaba de Dios”. He salido un poco tarde, y aunque era un momento “off-peak” (que ya no es hora punta), el metro iba verdaderamente mal, algo que no debe ser raro porque en las estaciones hay un señor que pone en una pizarra velleda “good service”, como sin en otras ocasiones te lo dieran malo, que es lo que me ha sucedido hoy a mí, que me han echado dos veces del vagón para esperar al siguiente.

Menos mal que llevaba un periódico gratuito y me he enterado de varias cosas. Lo de la ministra sigue coleando, pero la cumbre del g-20 le ha hecho perer fuelle al affair. Por el contrario, Jade Goody sigue en la loving memory de los británicos, que andan pendientes del funeral, porque ahora Jacko (los periódicos ingleses son muy dados al mote, así que Jacko es Michael Jackson, igual que Madonna es Madge, Beckham es Becks y Victoria es Posh) dice que no va, pero que rezará por ella. No sé si la han enterrado o incinerado, pero una señora que se llama Val Thompson te hace un cuadrito la mar de mono con las cenizas de tu señor esposo o de tu amada madre, así que igual le encargan uno de Goody y acaba colgándolo en la national Portrair gallery, donde lo mismo está Churchill que el señor rico de Virgin.

Por lo que se ve a los británicos les gusta esto de los trabajos manuales, porque también me he enterado por el periódico de una pareja de viejitos que se ha pasado 19 años recreando en miniatura el pueblo donde se conocieron. Incluso han puesto sus propias figuras a la entrada del cine al que iban en sus primeras citas, con los carteles de las pelis que vieron por entonces. Ha sido la noticia Coca-cola del día, que no es que me la patrocinen, sino que me ha hecho llorar, como los anuncios de la compañía de Atlanta. Pero siguiendo con los trabajos manuales, pero mucho más asquerosos, está la historias un anestesista que atendía a mujeres que iban a abortar. Las sedaba parcialmente, tal y como se hace en ese tipo de intervenciones, pero parece que el tío cerdo se sacaba la chorra y se la colocaba a las chicas en la mano, al tiempo que les preguntaba cosas como “¿Cuál es tu bebida alcohólica favorita? A las chicas la preguntita les debía parecer rara, pero más raro le pareció a una enfermera ver al señor con la polla en la mano inocente de una paciente, así que lo cascó y luego le pillaron las manos (de otra), en su miembro.

Pero bueno, dejando las noticias y siguiendo con mis retrasos y mi mala pata. Después del metro he cogido un bus rojo de los altos para ir a la St. Paul's Cathedral, que nunca he visitado, pero me he despistado y he pensado que me había pasado de parada, así que me he bajado y resulta que me quedaba un rato (hay que ser tonta, joder, porque mira que es gigante esa catedral, como para no verla). Para colmo, he llegado a la catedral y unos señores “bobbies” me han impedido la entrada, porque había un acto privado. Todo esto antes del mediodía, hora en la que toda la ciudad se moviliza y empieza a engullir, pero no cosas tan sabrosas como estos pedazos de quesos que vendían en el Borough market



A mí el asunto de la manduca en Londres me tiene loca. Yo no hago más que ver a gente comiendo por la calle, sea la hora del día que sea. Que ellos tendrán sus horarios, no te digo yo que no, pero no llego a saber exactamente cuáles son. Yo sé que esto es así de toda la vida, pero también me alucina esa cultura de comer en la calle que los londinenses (creo que los ingleses en general y también muchísimos norteamericanos) exhiben. Cualquier lugar es bueno para sacar el sandwich / ensalada / Currys variados y ponerse a mover el bigote. Cuando los bobbies me han dejado una vez más sin ver St. Paul por dentro, he descubierto un Marks & Spencer sólo de comida, y no me he resistrido a entrar. No me arrepiento. Es el paraíso del lechuceo, como llamaba mi madre a malcomer. Sandwiches de todo tipo, bollos, bolsas de snacks variados que van desde mil variedades de patatas fritas (con sabor a cheddar curado, a cebolla, a sal y vinagre) a plátano frito con miel y pimienta negra, pequeños boles de ensalada que puedes aliñar con vinagre de fresa y champán, pasando por rajas de salmón cocinado o bolsitas pequeñas de frutos secos que contienen varios piñones, una almendra, unas pasas y algunos orejones. He cogido la bolsa de platano frito (ponía no sé qué crisps y he creido que eran patatas) y un zumo de rapsberry que ha resultado contener también zumo de naranja y puré de plátano. Un asco de snack, que encima ha acabado por convertirse en mi única comida.

A falta de comida para el estómago, he decidido darme alimento espiritual. Ha sido después de perderme por calles y pasadizos extraños sin conseguir encontrar el London bridge, al que por fin he conseguido llegar para sacar una panorámica del Tower bridge y la torre de Londres. He estado en la southwark cathedral, muy bonita, donde la gente rezaba mientras un grupo de niños de colegio escuchaban atentamente a su guía, que después ha vestido a algunos de los pequeños de diáconos, o algo así. La gente siempre ha necesitado ayuda exterior, algo que nos haga confiar y no sentirnos solos. A veces nos sirve apoyarnos en la familia, los amigos, la pareja, pero en estos tiempos de descreimiento Dios parece haber resurgido con fuerza, quizá por estos momentos de crisis.

Aquí también la hay, y también la gente necesita ayuda. La iglesia (aquí), lo sabe, y por eso suele haber un lugar donde dejan que los feligreses escriban sus plegarias. La mayoría piden por ellos mismos, por sus familiares enfermos o en recuerdo de los que se han ido. Me hubiera gustado poner una foto, pero en Salisbury Edu me echó en cara que era una cotilla, metiéndome así en los deseos de los fieles, y en la catedral de Southwark hay que pedir un permiso para hacer fotos que te conceden previo pago de tres libras y media. Yo soy muy respetuosa con las reglas, cualquiera que me conozca lo sabe, y no me importa pagar por ver una iglesia. De hecho, he dejado una donación voluntaria, pero pagar por las fotos me parece absurdo. O se puede o no se puede. Aún así, he sacado una de tapadillo. No es de las plegarias que podías colocar en un tablón mediante post its, sino de una de esas plaquitas que me están volviendo loca. Esta vez, además de en cada silla de la iglesia, tenían esta muy curiosa en la pared de una capilla:



Sí, es el autor de musicales como “Oklahoma”, “Sonrisas y lágrimas” y “El rey y yo”. Y puede que muchos no lo sepan, pero también del legendario “You'll never walk alone”, himno popular del Liverpool, que parece raro pensar que viene de un musical, cosa no demasiado heterosexual y testosteronizada como el fúmbol.

Luego he seguido por la vera del Támesis hasta llegar a la Tate modern, donde me he entregado al mundo de las audioguías y las obras extrañas. Hablaría ahora de mis contradicciones acerca del arte, pero no me apetece y además mañana quiero hacer shopping y asistir a una matinèe de teatro, que consiste en ie al teatro a las dos y media de la tarde, cosa altamente absuuurda, que diría mi amigo Unai.

11 comentarios:

Goio Borge dijo...

creo que al final esto será una crónica completa de 'las placas que vi en las islas'!

lechuceo, gran palabro.

nunca he podido ver san pablo por dentro, por una razón u otra. Justo detrás hay dos iglesias con sus torres en forma de obelisvo, formando uno de esos triángulos con las torres de la catedral de los que hablaba alan moore en from hell.

Ilse dijo...

Jajajaaa!! Hoy no he visto placas, pero sí unas interesantes fotos desde el recuerdo de Laurence Olivier, Richard Burton y Peter O'Toole.

el paseante dijo...

Cómo me gustaría estar allí contigo. Y hacerte comer bien. Y pasearnos por esos parques. He superado el resfriado, niña. Así que quítame la plaquita del banco. Que no estoy muerto :-)

CHendler dijo...

¡Qué suerte! yo en estos momentos tendría que estar empezando un viaje a Dublín y una hora antes de marchar me han dejao colgao como a un jamón.

silvix17 dijo...

Por favor, Ilse, quiero irme de vacaciones contigo!!!! YA!!!

Unknown dijo...

Qué bien que has vuelto. A escribir, digo, no de Londres. Que también. ¿Me llamarás y nos iremos al Retiro, a no hacer ni el huevo? Que sigo en paro y ociosa y ya hay solecito bueno por todas partes.

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