29.5.06

Nos pierde el barrio

Esta semana mi barrio ha sido noticia. Yo soy de Moratalaz, un barrio popular al sureste de Madrid. Allí empezaron a llegar a mediados de los cincuenta familias trabajadoras. El barrio empezó a crecer al mismo ritmo que las arcas de la constructora Urbis, en parte por el éxodo masivo de población rural, que llegaba a Madrid huyendo de la difícil vida del campo y buscando un trabajo que escaseaba en otros lugares. Ya por entonces la publicidad hacía su trabajo, y la radio pasaba unas cuñas que muchos todavía recuerdan, y que cantaban esta canción: “Mamita dile a papá que compre un piso en Moratalaz, que tiene parques, tiene colegios y tiene sitios para jugar”. Bueno, como siempre la publicidad era engañosa, porque según mi hermano José Luis, niño inquieto donde los hubiera (siempre en versión materna, claro) la mayor parte del barrio era un enorme barrizal, seguramente ideal para sus juegos, me temo. Tampoco lo de los colegios era verdad. Tardaron mucho tiempo en construir todas las aulas necesarias para que todos los niños del barrio tuvieran plaza. Especiales dificultades pasaron los pobrecitos hijos del “baby boom”, entre los que se encontraba mi hermana Mari Carmen (cosecha del 64), que fue inaugurando colegio, instituto, y ya de mayor, línea del metro hasta la universidad. La verdad es que los promotores se lucieron con el barrio. Construido deprisa y corriendo, según las necesidades del momento, lo distribuyeron en polígonos, cada uno de ellos con diferentes construcciones y calles. Lo cierto es que yo ahora disfruto de un silencio sepulcral que hace muy agradables las noches de verano con la ventana abierta, pero también es verdad que hacer medio barrio con calles ramificadas que acaban en fondo de saco es un poco dar por ídem.

Claro, que no sólo es la distribución de las calles, sino sus nombres. Quién sabe por qué, se les ocurrió la feliz idea de que las calles llevaran el nombre de “famosos” corregidores, una especie de alcalde de los tiempos de los Reyes Católicos. Así que los pobres habitantes de Moratalaz llevamos toda la vida luchando contra las cuadrículas de las solicitudes, impresos, etc, que a ver dónde colocas tú cosas como Corregidor Alonso de Tovar, Plaza del corregidor Conde Maceda y Taboada o Corregidor Juan Francisco de Luján. De tal modo que este barrio ha sido siempre la pesadilla de carteros, taxistas, repartidores varios e incluso bomberos (un día tuve que indicar, por teléfono, a un camión al que llevaba media hora escuchando con la sirena de un lado para otro, dando vueltas sin encontrar la entrada). Ahora Moratalaz es un barrio consolidado, de clase media (pero media, media, a juzgar por el precio de los pisos), y con una población a 1 de enero de 2005 de 107614, seguramente más que muchas provincias españolas. También cuenta con su cuota de famosos, claro. Vecinos del barrio han sido Sancho Gracia, Alejandro Sanz o mi debilidad, Elvira Lindo. Decía que el barrio ha sido noticia, porque se han producido unos cuantos “secuestros Express”, así que anda la gente alborotada, asustada y temerosa de que le pueda tocar. Entiendo que una experiencia de ese tipo puede ser francamente terrorífica, y puede que yo sea una inconsciente, pero las noticias no me han producido el más mínimo temblor, quizá porque yo no tengo garaje, y tampoco coche, y porque además vivo en la zona más antigua del barrio, en esas casas humildes de 65 m2 donde vivían sin dificultades familias de cinco, seis o más miembros, antes de que decidiéramos que 30 m2 no son suficientes para uno solo. O porque vivo en unas calles donde la mayoría de habitantes viven de su seguramente exigua pensión, y su única preocupación es ver si llegarán andando al Lidl, donde la leche está tres céntimos más barata que al lado de casa. Hace unos días llegaba del concierto de los Guns ´n´ Roses a las 03.00 de la mañana. Todo estaba silencioso, en una de estas maravillosas noches de verano con las que a veces nos regala Madrid, en las que no sientes frío en la piel, pero notas como una brisilla te levanta levemente el vello de los brazos. En aquel momento, mi única preocupación fue sortear las primeras cucarachas de la temporada, habitantes que no entran en el censo, pero que seguramente también se encuentran muy a gusto en mi barrio.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

1.- Lo de las calles está fatal diseñado sí

2.- Que se atrevan a secuestrarte, que luego vas al sindicato del crimen y les montas un pollo que no sales de ahí hasta que te pongan con Lex Luthor

3.- Cucarachas... Casi prefiero secuestradores.

Besito

Anónimo dijo...

La madre q te pario, donde te has dejado la separacion de parrafos??????

Te voy a proponer para un secuestro express como justo castigo.

Goio

Anónimo dijo...

Desde el aterrizaje de Ibiza, te mando todo mi amor... Acabo de llegar a la ofi y leo tu blog. Despues de estar en Ibiza acompañado de modelos, chulazos, actores y gogós (con fiesta cool con Cayetana incluida) escuchar algo de Moratalaz es maravilloso