18.4.07

Mika y las modas

Me gusta ir a la moda. No soy lo que se llama una “Fashion victim”, claro. Primero porque no tengo dinero, segundo porque no tengo estilo, y tercero porque no tengo talla. Mi cuñada añadiría: “y porque ya no tienes edad”, pero bueno, como soy yo la que escribo, pues no lo pongo.

Me divierte ver lo que se lleva cada temporada, ojeando un domingo en pijama, y al sol de mi ventanal, las revistas de tendencias. Mi favoritas son el “Elle” y el “Vogue”. Suelo comprar dos ejemplares al año, como mucho, y siempre juro que no lo volveré a hacer. Primero porque me da pena por las selvas amazónicas ese gasto de papel, segundo porque no sale una maldita tía parecida a mí en toda la revista, y tercero porque los precios de las ropas, complementos y hoteles son absolutamente obscenos. Vamos, que de todo lo que sacan, te puedes comprar el libro del mes y a lo mejor un pintauñas. Lo demás, se pasa de presupuesto y además a ratos da vergüenza y cargo de conciencia por la vacuidad y el lujo gratuito que despiertan. Aún así, me sirve para ver las tendencias de maquillaje, para esos días que me gusta ponerme como una puerta. “¿Y por qué te pintas, si las chicas estáis mejor así, más naturales?” No contestaré preguntas estúpidas. Por favor, déjeme continuar tranquila.

Otra cosa que me divierte es pasearme por las tiendas. Al final acabas siempre comprándote algo en “temporada”, para ver cómo en cuanto se acerca el buen tiempo, o comienza el invierno, todas sacamos los trapitos nuevos con la urgencia del que piensa que se va a morir y entonces será tarde para lucir los peeptoes que te has comprado y con los que te vas a helar los dedillos que sobresalen hasta que haga el tiempo adecuado para lucirlos.


No todos llevan bien el tema modas. Mis amigos los zombies andan revolucionados con el Vintage de este año: las Rayban Wayfarer, unas gafas que llevan más de cincuenta años en el mercado, y que ahora vuelven a hacer furor. Uno de ellos está cabreado porque tiene las mismas desde los 80, cuando las lució Tom Cruise en Risky Bussiness, y le molesta que ahora todo el mundo vaya por la calle con sus mismas gafas. Bueno, a mí me alegraría ir a la moda sin acoquinar los 125 eurazos que valen las gafas de marras.


Pero si no son las Wayfarer son los polos Fred Perry, aquellos que llevaban nuestros padres (en mi caso los llevaba mi hermano, pero incluso yo tengo una foto con uno morado) y que ahora vuelven a aparecer, como caracoles tras la lluvia. Igual que no entiendo al que va uniformado y tiene que llevar a la vez las wayfarer, el Fred perry, el pitillo y las Converse, ignoro por qué la gente se siente mal si se ve parecida a la masa.

Esto no sólo ocurre en la ropa. El que antes era fan de Paul Auster, ahora le da rabia que todo el mundo lo lea en el metro, por no hablar del que le molesta que alguien lea a Jelinek justo una semana después de que le den el Nobel. Los que seguían la fórmula uno no pueden soportar que se haya convertido en el “rompeaudiencias” de Telecinco, y se ven en la obligación de justificar que ellos estaban antes en la pomada y empiezan a hablar de los duelos entre Prost y Senna, de Nigell Mansell, y si te descuidas juran que vieron correr a Emerson Fitipaldi. Los amantes del cómic ven traicionados sus años y años empleados en ser los raros del barrio ahora que las obras de Alan Moore y Frank Miller son llevadas al cine y la gente compra las reediciones de los tebeos como churros.

La música es el no va más de ese rencor al mainstream, o siendo menos “guay”, a “lo que le gusta a todo el mundo”. El “raro” musical de antes se traía los discos de Londres o estados Unidos. Ahora se pasa el tiempo buceando en busca de ep´s, que en cuanto el grupo consigue convertir en disco, entierra y maldice, porque ese grupo residual que le encantaba, “se ha vendido a la industria”. Yo muchas veces no sé si es tanto esnobismo como ser un poco cabrón, porque ¡coño! Si el tío (o grupo) te gusta, lo normal es que te alegres de que les vaya bien, no vas a pretender que estén toda la vida ensayando en el garaje para que a ti te sigan pareciendo estupendos.

Yo reconozco que a todos nos duele un poquito que los cantantes, actores, escritores o directores que hemos ido descubriendo cuando no eran reconocidos, pasen a ser iconos de la masa, pero porque es como que se te casa el hijo. Pero eso no significa que el hijo sea de nuestra propiedad y que debamos alegrarnos si su mujer le pone los cuernos y vuelve a casa.

Por eso esta primavera en mi i-pod está de moda Mika. Me importa una mierda que sea el ídolo de la temporada y que dos de las cinco cadenas de televisión más importantes de este país hayan escogido sus canciones como sintonía de la nueva programación primaveral. Que su Grace Nelly sea una de las sintonías más bajadas de los móviles, su música suene en los cuarenta principales y que los críticos digan que es un batiburrillo de Freddie Mercury, Rufus Wainwright, Scissor sisters, Elton John y Robbie Williams.

A mí me gustan sus canciones y si le gustan a mucha gente, pues mira qué bien. La verdad es que esa fama súbita nos sirve a los más avezados en la agenda conciertera para poder contar a los que lleguen al Summercase ansiosos por ver a Mika, con nuestra voz más engolada: “Bueno, aquí ha estado bien, pero claro, no es ese concierto íntimo que dio el 14 de abril en la Mynt, con sólo 300 personas entregadas. Allí no sólo cantó los temas del disco, hizo un cover del “Everybody´s talkin´” de Nilsson”.


Porque lo mejor de los conciertos no es disfrutarlos, dar botes, sudar, ver luego las fotos imposibles (ésta es buena porque no es mía, es del filósofo de bar), sufrir por el cabezón de delante, temer por los empujones y por los maleducados que hablan en los temas más lentos. Lo mejor de los conciertos es, como le contestó Dominguín a Ava Gardner cuando al escaparse de la cama éste le preguntó dónde iba: “Pues a contarlo”.

10 comentarios:

el paseante dijo...

Un día nos va a doler que seas una escritora de masas, después de haberte leído en tus inicios. Por cierto, yo me quedé en la época de Nigel Mansell.

Adúlter dijo...

Y tú lo cuentas muy bien...;)

Anónimo dijo...

Tieene usted mucha razón sra. Lalita, I agree with everything.

Y como el paseante, le veo yo un futuro prometedor en el mundo de la literatura. A ver cuando empiezas a escribir el próximo libro del mes de Vogue.

Estamos esperando.

Martín dijo...

Puede ser q el afán de posesión hace que la pérdida de la exclusividad minoritaria nos moleste, qué eso de compartir gustos con los demás nos hace menos interesantes??, más vulgares??

A saber. A veces somos un poquito raritos.

FdB

Anónimo dijo...

Yo no entiendo lo de las modas... A casi todo el mundo le gustan las patatas fritas y la tortilla española. En eso nos ponemos todos de acuerdo. Además, el que es moderno, lo es con una camiseta blanca y un jean, ya sean de Gap o de Dolce&Gabbanna o del rastro...

Anónimo dijo...

Te voy a nombrar mi fashion manager o como narices se diga: primero me descubriste a Mika, cualquier día me voy a poner a bailar mientras espero el autobús a las 7 y media de la mañana, menudo flipe pillará la peña que me vea (bueno igual piensan que son los efectos de la nube tóxica que tuvimos la pasada semana), y ahora me he comprado unas gafas de pasta, ¿qué es lo siguiente que me recomiendas?. Por cierto, son Ray Ban, pero eso fue circunstancial.

Anónimo dijo...

A mi esto me hace mucha gracia. Tengo un gatillo facil en esto de cagarme en el personal (vease Arcade Fire), pero lo de que algo se ponga de moda me la trae al pairo. Mas bien lo contrario, me alegra porque siempre sera mas facil conseguir algo que se quiere vender que algo que no encuentra canales de distribucion. En el caso de Mika ya sabes que me lo pase por el forro desde el primer momento (el disco, que el single es muy bueno), pero estoy viendo que cualquier dia de estos a alguien se le ocurre aplicarme esta etiqueta de enfurruñarme por ver como se masifica algo que me gusta, y entonces pueden rodar cabezas, asi que al lorite.

Ilse dijo...

1. Paseante y Dani: no me presionéis con el tema libro, que para eso tengo madre.

2. Gracias, Adulter, cuando decida contar cosas como las que tú cuentas ya te aviso. ;)

3. FdB, efectivamente todos somos raritos.

4. Tortilla de patatas, patatas fritas... madre, qué buenas!! Igual el secreto de que algo le guste a todo el mundo es que engorde... :p

5. ¿Yo de gurú de la moda, Chendler? ¡¡Madre mía, tú estás fatal!

6. No, Roedor, yo no me meto contigo. Me das miedo...

G y L dijo...

Aunque el concierto íntimo hubiera sido una mierda (al propio Mika no le convenció) dirías que fue genial, sólo para dar envidia a los que no fuimos.
Además, el de la foto igual es Mika igual es Paco León con peluca.

Isabel Sira dijo...

Estoy de acuerdo con varias cosas de las que dices. Yo odio a las quinceañeras que llevan a Audrey Hepburn en los bolsos sin ni siquiera saber quién fue... Pero me gusta que se masifiquen grupos y autores, porque me encanta lo raro, pero soy demasiado vaga como para buscarlo y, si se hacen famosos, lo tengo mucho más fácil, ya que no siempre me dejáis en estos blogs tan geniales que tenéis ejemplos para leer o escuchar ;)
Y de Mika (por cierto, así llamamos a mi hermana, pero sin K) sólo conozco el single, que me pareció entretenido, pero me buscaré el disco completo gracias a tu comentario. Así que díle que te paguen un porcentaje de sus ventas para que puedas adquirir algo de lo anunciado en el vogue, que, efectivamente, deprime de lo caro que es.
Y, hablando de modas, a mí lo que me gusta es que vuelvan los vestidos y faldas años 50 y alguna cosa de los 70, porque los 80 los odié en su época y ahora más (acabaré cayendo, como todos...)