23.5.07

Vender hasta la madre

Aunque sé que debería hacerlo más, veo poco la tele. “En casa del herrero, cuchillo de palo”, pensarán algunos. Y probablemente así es. Y no es porque no me guste la tele, que me gusta, es porque, no lo vayáis contando, no me gustan algunos de los programas que hay. Bueno, no me gustan a mí, lo cual no quiere decir que no le gusten a millones de españoles, así que no los juzgo, me limito a aceptar que quizá no soy el público potencial de esos programas, incluidos la mayoría de aquellos en los he trabajado, lo cual no quiere decir que me disguste hacerlos, simplemente que no soy el público potencial de esos programas.

Luego hay otros que me gustan, pero se me olvida verlos, y luego hay algunos que, si estoy en casa, no me los pierdo. Es el caso de “House”, que no es un programa, es una serie, pero que me gusta. Porque sí, porque gusta ver a los médicos como personas que se equivocan, como personas infelices, felices, satisfechas o insatisfechas, y no como esa especie de semidioses que se creen algunos. Y porque me encanta no entender nada, y porque casi siempre acaba bien. Sí, y porque me gusta Hugh Laurie, del que adoro sus ojos tremendamente azules, su barba recortadita y esa figura larga de hombre que no se acaba nunca.

No me suelen gustar las series en la tele. Están dobladas y me he hecho absolutamente radical en el tema subtítulo, estás obligada a un día y una hora, y además hay mucha publicidad. “House” no es una excepción, pero me gusta la voz del doblador, los martes suelo (solía) estar pronto en casa y no meten cortes muy largos.

De todos modos, no me importa que haya publicidad. Soy poco aficionada al zapping publicitario. Me molesta porque eso hace aumentar la duración, pero no por los anuncios en sí, que me apasionan. Me alucina la gente que se dedica a la publicidad, y me cuesta creer que una persona pueda sacarse de la cabeza esas historias de apenas 30 segundos (un minuto máximo), que te dejan con la boca abierta, que te hacen reír o te hacen llorar. Porque a mí hay anuncios que me hacen llorar, creo que ya lo he contado aquí, pero como entonces era tonta y no sabía poner vídeos de Youtube, lo repito. Este anuncio de Coca Cola me hace llorar. Siempre.



No todos me gustan, claro. Algunos son vergonzosos, vergonzantes e indignos, sobre todo en esta época, en plena operación bikini, donde en la sobremesa la mayoría de anuncios son alimentos Light, cremas reductoras, láminas saciantes y mil mensajes opresivos más. Pero por la noche es diferente. Y hoy, en el intermedio de House, han puesto dos maravillas casi seguidas. La primera es ingeniosa, usa muy bien el recurso de la música, una canción que conoce todo el mundo dentro de una determinada generación (seguramente aquella a la que los anunciantes quieren vender el coche), e incluso la imperfección de la letra de la canción, le da un toque muy espontáneo. Es la última campaña del Renault Megane:



¡Bueníiisima! El domingo, charlando con Ismael, Nati, Freud y Pétalos (bueno, y con un irlandés que no podía estar más bueno) nos preguntábamos cómo consigue Renault contratar a tanta gente (Prosinecki, Amunike, Richard Clayderman) para que se ría de sí misma.

El segundo me ha encantado, seguramente porque me recordó mucho (igual al publicista también) a esa canción que me cantaban en casa de pequeña, la del lobito bueno, con letra de José Agustín Goytisolo. Leed el poema…

Érase una vezun lobito buenoal que maltrataban todos los corderos.Y había tambiénun príncipe malo,una bruja hermosay un pirata honrado.Todas estas cosashabía una vez.Cuando yo soñabaun mundo al revés.

…y ved el anuncio.



Aunque sea para vender y yo jamás me vaya a tomar una Cruzcampo Light, porque no tomo cervezas Light, ¿no os da buen rollo? A mí sí. El último anuncio lo he visto esta tarde, y es el ejemplo perfecto de cómo dirigir un producto: a un público determinado, muy específico, sin intentar abarcar demasiado pero con una precisión pasmosa. Una franja concreta, pero eso sí, unida. ¿Las armas para conseguirlo? ¡Más fácil imposible! Pero claro, hay que saber verlo, y los de Coca Cola lo han visto. Alguno ha debido recibir mil mails de recuerdos de los ochenta, de esos que vanaglorian nuestra infancia y vienen a decir qué éramos estupendos e imaginativos, la última generación, y todas esas cosas que decimos siempre para destacarnos de los demás y darnos una importancia que no tenemos, porque somos la primera generación educada en la democracia, los primeros niños bonitos que no tuvieron que luchar por nada. Pues ahí está todo eso, en un anuncio que coge a una generación y la une, en sus filias, sus fobias, sus recuerdos y sus vivencias.



La verdad, he descubierto hoy los tres anuncios, y además el episodio de “House” ha sido magnífico. Por más que dijeran en “La bola de Cristal”, quizá debería ver más la tele.

17 comentarios:

Ismael Alonso dijo...

Me jode el anuncio de Coca-Cola. Tecnicamente impecable pero su originalidad muy dudosa (esos mails que mencionas pululan en la red desde hace una decada), pero lo que no soporto es es retintin vanagloriandose de unos logros que van de lo anecdotico a lo patetico.

¿Que nos creemos si somos igual de mierdosos que tres generaciones antes y tres despues? Algunos destacaran y los demas pasaremos por la vida mas o menos apañadamente, unos colaboraran a que este mundo sea menos horrible y otros a que sea menos maravilloso pero no olvidemos que lo unico que tendremos en comun con ellos en haber nacido en la misma decada.

Que triste sentirte identificado con alguien por un azar del destino y el calendario gregoriano.

Ilse dijo...

Pero Ismael, eso es la publicidad. Hacerte sentir lo que no eres. ¿Qué te van a decir, que eres un pringao que te vas pasar toda una vida pagando una hipoteca y que eres un currito de 8 horas que se conforma con tener un cochecillo y unas vacaciones? No, joder, tratan de hacerte sentir bien, y lo hacen llevándote a un tiempo mejor, al de los recuerdos, que es casi lo único que, pasado un tiempo, nos une a los demás. ¡¡Qué aguafiestas eres, joder!! :p

Anónimo dijo...

Pues a mi no me ha gustado ninguno de los tres. Las campañas de Renault llevan tiempo dandome por culo porque no me gusta esa estetica surrealista aplicada a los coches. Los de Cruzcampo con su buenrollismo y cachondeo intrinseco es que me producen ulcera, y lo de Cocacola buscando gloria en un pasado que ellos mismos destacan como patetico y al que se sobrevive me parece un tanto absurdo.

Yo hace años que se puede decir que no veo la tele, y tengo el mismo complejo de culpa que tu, que conste en acta.

G y L dijo...

Cómo te cunde un viaje a casa con tus ex-compañeros de trabajo. Te da para hacer un post. Y te has dejado en el tintero cosas de Rocío Jurado... Supongo que para el próximo.

Ilse dijo...

Oye Gafulis, estás insinuando algo??? Del anuncio de Coca Cola empecé a hablar yo, y ya conté en el coche que el de Renault no lo había visto en imagen. Por cierto, no sé por qué te hago caso. Iba con el tiempo pegado al culo, me meto al metro y se para por falta de suministro eléctrico. "Esperamos que dure unos quince minutos." Volví a subir, pedí la devolución del billete y me tocó pillar un taxi. Y encima ni hablamos ni te ví más que la colleja. ¡¡Vaya mierda!!

Suntzu dijo...

Yo me quedo con House, desde luego. En cuanto a los anuncios, la verdad es que la mayoría deja bastante que desear, pero los que has puesto, son de los poquitos que se salvan.
Saludos

Isabel Sira dijo...

Uff, que de cosas me da para comentar esta entrada. Primero,me tienes que decir dónde trabajas, porque ya me parece que te conozco y me gustaría ver tu trabajo out this place (mi inglés es pésimo, pero me mola usarlo sin venir a cuento).
Segundo, yo veo la tele, las series principalmente, porque los programas no me gustan casi ninguno. Y House está por encima de todo. Con decirte que hasta me he leído la novela de Hugh Laurie por lo enamorada que me tiene...
Sobre los anuncios, estoy de acuerdo con que muchos son pequeñas obras de arte y me encantaría tener la cabeza de sus creadores. El de Cocacola también me hacía llorar a mí (sí, también lloro con los anuncios, y con los libros y con las películas y, si me descuido, con mi vida real). De los otros, el de cruzcampo no me mola demasiado, el nuevo de cocacola me da buen rollo y me hace sonreír y el de renault, para partirse.
Vamos que estoy de acuerdo contigo en casi todo: ¿no serás una hermana gemela perdida?
P.S.: Insisto, díme dónde trabajas para ver qué haces, ¿vale? Thanks

el paseante dijo...

Niña, me convences para que contrate una adsl para ver los clips musicales en tu blog. Y cuando la tengo, con qué me encuentro? Con anuncios. Vale que haya que ver spots en House, pero en un blog ya es abusivo.

Me engañaste malvada.

Anónimo dijo...

Yo me quedo con Corbero , bueno... y con Richard Clayderman, ¡Clayderman!

The Big Kahuna dijo...

Yo hace años que no veo la tele ex profeso, porque paso poco tiempo en casa, y cuando estoy pues normalmente pongo el DVD, o el ordenador o leo. Lo de ver series o películas con anuncios directamente ni lo concibo.

El anuncio de Coca-Cola tampoco me parece nada del otro jueves. La moda de la nostalgia y de glorificar los iconos de los 80 por el mero hecho de serlo lleva ya unos añitos, lo de que Coca-Cola se sume al carro no me dice nada nuevo. Es algo que vende y por eso lo explotan. Como diría Tyler Durden, somos putos niños de 30 años. De todos modos, hay algo en ese anuncio bastante significativo: que todos los que nacimos en esos años compartimos exactamente las mismas referencias. Sólo había dos canales, no había Youtube, no había mucha oferta variada ni de comics, ni de libros, ni de deportes... En otras palabras, fuimos la última generación en la que todos consumimos exactamente lo mismo. Un episodio de una determinada serie lo dieron sólo un día a una hora, y resulta que todos lo recordamos, lo que quiere decir que ese día en ese instante todos estábamos haciendo exactamente lo mismo (no podías bajártelo de la mula para verlo en otro momento). En generaciones posteriores los productos de consumo son más variados y efímeros, dudo que ellos tengan una conciencia generacional tan fuerte. Lo cual no tengo muy claro si es bueno o si es malo.

UnaExcusa dijo...

A mí me gustan los anuncios: me quedo embobada con los anuncios, me gustan hasta los de Lejía Estrella no deja ni huella. La publicidad refleja la sociedad y yo soy muy sociedad, qué quieres que te diga...
Y House también me gusta. Qué digo me gusta: me pone.

Isabel Sira dijo...

The big kahuna, está claro que lo que dices es verdad, con lo de usar los 80 como referente para nostálgicos, pero, al menos yo, cuando hablaba del anuncio hablaba más bien de lo segundo a lo que te refieres, de compartir cosas (aunque haya sido por falta de oferta), de pertenencia a una sociedad, como dice unaexcusa. Yo odié los 80, salvo su música, pero el haberlos vivido me hacen ser parte de una generación que me gusta, porque tenemos (y queremos) mucho por hacer. Y no me importa para nada ser una puta niña de 30, espero no dejar de ser niña nunca nunca nunca jamás...

Isabel Sira dijo...

No sé si quedó muy profundo o agresivo, no era esa mi intención.

Anónimo dijo...

Yo, como Kahuna, hace muucho que no veo la tele, excepto algún shin chan de vez en cuando.

Tampoco me han apasionado los tres anuncios, pero agradezco que los hayas reunído aquí, porque el otro día estaban en el trabajo hablando de la historia interminable y richard clayderman y yo no me estaba enterando de nada, y de repente todo ha cobrado sentido.

edok69 dijo...

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garin dijo...

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