4.1.06

¡Qué difícil es ser Rey Mago!

A sólo unos días de la llegada de la santa fiesta de la Epifanía, sus majestades se preparan cargando los regalos para millones de niños en las alforjas de sus camellos. Los tiernos infantes se preparan para tan bello día cargados de ilusiones y con las sinceras promesas de comportarse mejor.

(fuera la voz del No-Do, please)

No, no y no. A sólo unos días del jodido día de Reyes, este rey mago se siente estresado y agobiado. No es fácil eso de ser Rey, todo el mundo pide, pero no se da cuenta del esfuerzo. No me extraña que el Rey (el de verdad de aquí), estuviera harto y pasara de posar con los nietecitos, especialmente con Froilán, que igual le casca.

Lo dicho, que ser Rey Mago no es ninguna bicoca. Además, Otro colega rey anda ya algo mayor, con lo cual me he encasquetao también sus regalos, y me paso el día del tingo al tango, comprando y guardando tickets como el que guarda un incunable del siglo XIII. Y las tiendas no lo ponen fácil. La verdad, era más fácil lo del oro, el incienso y la birra (si no hago el chiste malo exploto).

Claro, tú vas cargado con tu manto (aka plumífero tres cuartos, el armiño está muy pasado), sudando, y de repente llegas a la FNAC a por unos títulos. ¡¡Dios mío, los han colocado por géneros!! Y yo buscando _Troya_. ¿Bélico, acción? Porque histórico no hay (tampoco es que la peli lo sea). Si es que son ganas de complicar y de pagar el parking del camello innecesariamente ¿Pero no es más fácil ponerlo por títulos?

Todo son problemas. Llego a la tienda del triángulo verde. Mucho ojito, los comerciantes son capaces de timar hasta a un pobre rey mago. Últimamente se han sacado de la manga eso del ticket regalo. Huid de él como de la peste. Dejad a vuestros súbditos el ticket normal, o de otra manera les darán la odiosa tarjeta regalo, que puede acabar en cualquier mano, e incluso aunque hayáis pagado al contado os dirán que no os devuelven el dinero porque ese ticket regalo no les permite ver cómo ha sido pagado. ¡Hay que ser ladrón! Señor Isidoro, presidente de la empresa del triángulo verde… ¿es necesario ser tan rastrero siendo la primera empresa (o de las primeras) del país? ¡Devuélvame mi dinero y déjese de zarandajas! Y a ver si forma a sus empleados, que la mitad no saben dónde se andan, los pobres…

En fin, ya he acabado el aprovisionamiento y sólo queda el suministro. Veremos cómo acaba la cosa, porque todos los años es lo mismo. Cartas no me llegan, y los comentarios son los de siempre: “No necesito nada”, “Lo que tu quieras”… sí, sí, lo que tú quieras, y luego te miran con unos caretos que ni Victoria Beckham a la Obregón (44 años dice que tiene. ¡Tendrá valor la tía!).


Y yo… empezar contando mis desdichas de rey mago y acabar hablando de la (tercera) edad de la Obregón. Para comprobación, aunque la IMDB no sea infalible… http://www.imdb.com/name/nm0643505/
Y bueno, un entrecomillado del _Hola_, que eso sí que es infalibre. Pie de foto del posado de Anita de este verano: “Ana Obregón demuestra que los años no pasan por ella, ya que sigue luciendo a sus cincuenta años un físico espectacular.”

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Encuentro esa foto totlamente innecesaria. ¿Es que no hay otras mujeres que son miradas con "unos caretos" en este mundo? Es que nadie ha mirado nunca a Monica Bellucci, con "unos caertos"?

Qué oportunidad desperdiciada de poner una foto bonita.

Ismael Alonso dijo...

La cosa es amenazar a la "Barbie de geriatrico" con una ristra de ajos mientras pones esa boca de 'señora que se le ha olvidado la polla que felaba en el autobus!!!'

Por cierto a ver si alguin saca la Geriatric Barbie porque la Barbie Frida Kahlo tiene menos glamour que el Geyperman Van Gogh.

Anónimo dijo...

Leyendo este post me ha dado angustia. Sí, angustia, porque soy bastante negado en eso de buscar regalos para los demás, particularmente si no son muy específicos con qué se trata, marca, modelo y demás.

Reconozco que aunque siempre es bonito regalar cosas a las personas que quieres, lo de hacerlo todos a la vez en una época a la que llaman Navidad (porque lo que queda es el nombre, no el significado) que ya comienza el 1 de noviembre y termina el 7 de enero con el comienzo de las rebajas... miren, a mí no me interesa. Paren el mundo que yo me bajo, particularmente en Navidad.